martes, 28 de octubre de 2008

Los SiTuACiONiSTAS



Los SiTUACIONiSTAS



Este movimiento nace como forma de expresión artística en los años 40 con la intención de transgredir y romper los órdenes impuestos, cosa que por ende, trasciende a otros ámbitos (se crean o no) relacionados, como la política, la moral, o digamos, la vida misma. El situacionismo, o los situacionistas, sería entonces la denominación del pensamiento y la práctica en la política y las artes inspirada por la Internacional Situacionista, aunque sus miembros eran reacios a que se les calificará con tales sustantivos.

Esta forma de pensamiento surge debida a una convergencia de planteamientos principalmente de una especie particular de marxismo libertario y post-marxismo con vertientes artísticas de vanguardia, pero con un tallo ideológico influenciado también determinantemente por el anarquismo en lo político y parte de planteamientos políticos libertarios. Además, el surrealismo, el post-surrealismo o el dadaísmo son fuentes de retroalimentación de este pensamiento. La Internacional Letrista, organización de carácter surrealista y reivindicativo, con el francés Guy Debord y el Movimiento para una Bauhaus Imaginista (MIBI) serán otras de las influencias que marcarán el nacimiento y el detonante de la creación de este nuevo planteamiento ideológico, el cuál tenía como premisa básica o central la creación de situaciones.

De esta comunión ideológica, pero con un mismo frente –transformar la vida desde la ruptura de los órdenes impuestos-, nace “La Internacional Situacionista”; la cuál se formó en un encuentro en la ciudad italiana de Cosio d'Arroscia en el 28 de Julio de 1957. Como ya decía, especialmente de la fusión de algunos grupos de arte vanguardista: la Internacional Letrista (movimiento artístico-intelectual), el Movimiento Internacional por un Bauhaus Imaginista y la Asociación Psicogeográfica*
[1] de Londres.

Por ejemplo, para hacernos una idea de las actividades de La Internacional Letrista explicaré una, Este colectivo era muy activo, y especialista en provocar travesuras al estilo happening. Una vez, leyó un panfleto proclamando que dios estaba muerto en una misa multitudinal en París, concretamente en Notre Dame (He de decir, que esta frase sin quererlo me trae a la cabeza una de igual que F. Nietzsche cita en su libro “El Anticristo”, cosa que nos puede hacer pensar en el carácter revolucionario del ideario de este movimiento artístico-intelectual.).

A continuación, a partir de las definiciones de “Situacionista” aparecidas en el número 1º de la "Internationale Situationniste", en junio de 1958; se estipulan las bases del rol de dicho movimiento.

"Situación construida: Momento de la vida construido concreta y deliberadamente para la organización colectiva de un ambiente unitario y de un juego de acontecimientos.

Situacionista: Todo lo relacionado con la teoría o la actividad práctica de la construcción de situaciones. El que se dedica a construir situaciones. Miembro de la Internacional Situacionista.

Situacionismo: Vocablo carente de sentido, forjado abusivamente por derivación de la raíz anterior. No hay situacionismo, lo que significaría una doctrina de interpretación de los hechos existentes. La noción de situacionismo ha sido concebida evidentemente por los antisituacionistas."


(Publicado en el número 1 de "Internationale Situationniste", 1 de junio de 1958).

Así vemos con estas definiciones, que los propios Situacionistas deciden marcar el rumbo ideológico de dicho movimiento, estipulando unos, aunque ambiguos –sino no serían situacionistas-, principios que determinaran el papel del verdadero Situacionista. El hecho de que este movimiento sea contrario al orden excesivo impuesto por los sistemas hace que en sus propias normas se refleje esa contrariedad u oposición a cualquier orden, dejando de esta forma espacio para que la espontaneidad se de cita, ya que según este grupo creen que ésta ha desaparecido. Hay que tener en cuenta que la filosofía situacionista tendrá un importante papel ideológico en el desarrollo de las jornadas del Mayo del 68 francés, con sentencias como: “El orden contra el propio orden”, o “El orden contra sí mismo”.

Aún así, parece sorprenderme que existan algunas etiquetas designadas por ellos mismos, que al mismo tiempo se encuentran tan desapegados de cualquier orden. Es decir, resulta curiosa la sensación, de que incluso cuando queremos desapegarnos de dichas connotaciones del orden, no estemos creando otro distinto, el nuestro. Más o menos justo que el prefigurado, pero personificado; cosa que en una masa pensante tendría un papel casi utópico, puesto que crearía un mayor efecto. Aunque hemos de tener en cuenta que la “masa”, no sería tal sino fuese dirigida por un borreguismo en el que prevalezcan unas ideas aparentemente buenas a las que se le relegue nuestra capacidad de pensamiento. En definitiva, el abandono del pensar a cambio de la comodidad de que otros piensen por nosotros. Ya sea proclamando el arte y la espontaneidad, o unas férreas normas basadas en el mercado económico.

La esencia de esta ideología reflejada por Guy Debord en su obra “La sociedad del espectáculo” (En 1967 - “El espectáculo no es una colección de imágenes”, Debord escribe, “en cambio, es una relación social entre la gente que es mediada por imágenes.”), es el escenario donde se actualiza la reflexión de la Escuela de Frankfurt y de Georg Lukacs sobre la reificación, la pérdida de la naturalidad.

Término y problemática abarcada como la idea de fetiche como representración de ese materialismo en y por la vida que nos da K. Marx; como cita él mismo: “El fetichismo es una relación social entre personas mediatizada por cosas. Las personas se manejan como cosas y las cosas, como personas.”. Y G. Debord dice sobre esto que es “[...] la declinación de ser en tener, y de tener en simplemente parecer [...]”; y que estamos en “[...] el momento histórico en el cual la mercancía completa su colonización de la vida social [...]”:

Esto de lo que nos están hablando estos pensadores, por tanto, es un análisis de la afectación de la vida cotidiana por parte del sistema autoritario capitalista y de la reducción del mundo a mercancía, trazando unas perspectivas para un cambio radical en la vida cotidiana tanto individual como colectiva, afirmando que el punto esencial de la emancipación no es otro más que cambiar la vida. E incluso se nos abren premisas de las cuáles partir como ejemplos, cómo:

El Detournement, que habla sobre la posibilidad artística y política de tomar algún objeto creado por el capitalismo y el sistema político hegemónico y distorsionar su significado y uso original para producir un efecto crítico.

La recuperación habla sobre la posibilidad siempre presente de que ideas y cosas revolucionarias o radicales puedan ser incorporados a las lógicas dominantes por medio de la comodificación o la mera exposición vaciada de contenido.

La deriva propone una reflexión a las formas de ver y experimentar la vida urbana dentro de la propuesta más amplia de la psicogeografía. Así en vez de ser prisioneros a una rutina diaria, se planteaba seguir las emociones y mirar a las situaciones urbanas en una forma nueva radical.

La creación de situaciones parte como referencia del hecho de que lo vivido deriva de una concreta y deliberada construcción previa, la cuál nace a través de una serie de poderes fácticos y consensuados anteriormente de alguna manera. Pero no se hallará este orden, explícito o representado de una forma pública, sino que este juego de acontecimientos se caracteriza por su poca claridad, opacidad y malversado cariz, dónde tan sólo, observando la realidad en sus formas más implícitas y escondidas será donde encontremos el lenguaje críptico de estas premisas impuestas. Con ello, se generan unas situaciones organizadas colectivamente en pro de un ambiente unitario y unos previsibles rumbos de nuestras acciones; relegando la autonomía personal a un constructo más semejante a un holograma que algo que llamemos “real”.

En referencia a esto, Guy Debord nos dice: “Todo lo que una vez fue vivido directamente se ha convertido en una mera representación.” Su filosofía de la autonomía individual que aflora en las páginas de su obra transformó y reintrodujo el pensamiento político asociado al anarquismo individualista en el panorama de la modernidad. Una ardua tarea, teniendo presente la complicada situación en que quedó la individualidad humana a raíz del generalismo que se inicia ya desde Descartes.

De esta manera, afrontando la temática con este punto de vista, no puedo pasar por alto lo mucho que veo reflejado –a mi parecer-, la definición que Walter Benjamin hace sobre el concepto de Vivencia, anteriormente acuñado por Charles Baudelaire. Aquello a lo que el devenir de la cultura nos ha encadenado como si en un buckle o “Día de la Marmota” nos encontráramos indefinidamente, pero a diferencia de la película con ese nombre, rara vez nos damos cuenta de ello; y más difícilmente escaparemos de esa pesadilla de la experiencia.

Como si un sueño fuese, nuestras acciones llevan un camino prefigurado, según los roles que han marcado nuestro nacimiento en una situación cultural concreta.

En el siglo XVIII, Kant estipula las bases que definirán bajo la racionalización al sujeto como: el único ente dotado de razón e identidad propia dentro de la creación “natural”; diferenciando así a humanos de animales o plantas. En pleno auge de la modernidad en ese proceso de matematización de la realidad, le llega el turno al ser humano. Esta cúspide en/para la cultura occidental (teniendo en cuenta el ideal fáustico –al cual da nombre la obra de Goethe – que le caracteriza), señala el comienzo de una etapa nueva para el conocimiento y el pensamiento. El sujeto se define como tal, y por tanto, acota más las delimitaciones de su actuar, pensar, expresar o experimentar.

La cultura, la tradición y la costumbre han estipulado las pautas que la población debía seguir. De esta forma, a base de series generadas previamente se crean los planos posibles de actuación o pensamiento.

Así, más tarde, en Francia se gritaban unos “Orden contra sí mismo” o “Orden contra el propio orden”. Ello como canto revolucionario contra los órdenes impuestos, aunque paradójicamente previamente aceptados. Hoy después de esta característica cita aclamada en mayo del 68: “Sur le pavement, le plage” (bajo el pavimento/asfalto, la playa); es ahora actualizada como “Sur le pavement, plus pavement” (bajo el pavimento/asfalto, más pavimento o asfalto), como si de un software se tratase. Pero ¿qué sucede cuando el propio pensar parece quedarse sin sentido?, ya que pese al pensamiento de esa generación, nos vemos aceptando algo aún peor para el entendimiento de dicha frase.

Ya Sócrates nos avisa: “Hay que preguntaser acerca del propio preguntar”. ¿Y lo estamos haciendo bien? ¿nos preguntamos por aquello que vale la pena o debemos? A lo que Foucault nos dirá que la filosofía debe “subvertir”, es decir la filosofía debe adquirir el papel de contrapoder, pero para ello necesita tomar la palabra, como intervención crítica o política (cosa difícil de llevar a cabo por la situación globalizadota que deja el mundo más distanciado).

Con esto, lo que quiero decir o dar a entender es que dentro de una realidad única se dan a la vez realidades plurales, es decir una multirealidad por ser única y a la vez plural. Lo que Foucault nos viene decir es, que en ese proceso de individualización en el que la distinción de uno mismo respecto a los demás se da como si de una ley natural se tratase (hoy), se crean parcelas o murallas que forman nuestra fortaleza fomentando un distanciamiento hacia el exterior. Así ese encerrarnos en nosotros mismos genera una lógica de la distancia entre nosotros y el otro, viendo en ese otro un enemigo antes que un semejante. Pero a la vez convivimos en una misma realidad, con unas mismas leyes o sistema que intenta tratarnos como iguales.

Estos preceptos, nos dejan en un desierto comunicativo relegados a la esperanza o ilusión de encontrar para el sediento su oasis de entendimiento. La globalización producto de los sistemas actuales, políticos y económicos, pretende fomentar la comunión entre diferentes culturas o identidades. Pero veamos unos ejemplos de lo que realmente sucede. El filólogo y antropólogo Peter Austin nos explica como en Australia en el momento de la colonización inglesa cohabitaban 700 lenguas, entre ellas dialectos; hoy tan sólo, quedan un 10% de las mismas, es decir 70.

Por otro lado, tenemos el ejemplo del Totonaco, lengua de los indígenas mejicanos perdida prácticamente en favor del español. La palabra que se utiliza en Totonaco para designar al mejicano descendiente de españoles es “Luwan”, cuya traducción al español literalmente es: persona de razón. Ejemplo de cómo la lengua española, en su momento lengua del colonizador se impuso sobre la propia lengua de la región además de imponerse sobre la moral del pueblo.

Imperios y comercios se imponen en vez de enriquecer, como sucedió con el colonialismo inglés o el español que en vez de llevar su idioma por todo el mundo, lo que hizo fue acabar imponiendo o aplastando a las lenguas minoritarias.

Pero no es el número de personas que hablan una lengua lo que designa el rol de ésta como mayoritaria o minoritaria; sino el poder de la cultura que va unida a dicha lengua. Por ejemplo, el “Chuang Huan” es considerado un dialecto del mandarín (lengua oficial china) y lo hablan 6 millones de personas dentro de los 874 millones de habitantes chinos. Pero hay países con lengua propia y menos nativos o hablantes. Con estos ejemplos nos damos cuenta de cómo el proceso de globalización depende más del poder de imposición de unos sobre otros que del intercambio cultural entre ambos.

Entonces vemos que de esa multirealidad deviene una división o desunificación que lo único que genera es distanciamiento y, por ende, pérdida de identidad.

La "Vida cotidiana", como el terreno sobre el cual la comunicación y la participación pueden ocurrir, o, como sucede más frecuentemente, pervertirse y resumirse en pseudos-formas. La comunicación directa y no mediatizada entre "sujetos cualitativos" es el “fin” al que tiende la historia de la humanidad, un estado de cosas todavía frustradas por la perpetuación de los modos de relación capitalista y que debe ser "atraído" a través de la construcción de situaciones. A este proceso se le llama, la institualización de la vida, donde la citada vida cotidiana es más un calco de lo que se nos deja vivir –pagando el precio adecuado, claro está-, que el axioma particular que cada uno de nosotros le quiera otorgar.

Estas personas, todavía manipuladas dócilmente como "objetos" y sin "riqueza cualitativa", la que proviene de la afirmación de su individualidad irreductible (Foucault), es hacia la creación de una vida vivida en primera persona cuyas situaciones deben ser previamente "construidas". Por así decirlo, es la humillación de ser una "cosa" para los demás la que es responsable de todos los males que Vaneigem equipara con la vida de la ciudad moderna, el aislamiento, la humillación, la mala comunicación, y que para lograr la libertad se debe ir a la creación de nuevos roles que hagan caso omiso de las convenciones estereotipadas.

Lograr una desinstitualización tanto del conocimiento como de la propia experiencia, es el camino si queremos poder llamarla de tal forma, sino serán meras reproducciones -mejores o peores- de vivencias prefiguradas.

Por consiguiente, romper, subvertir y por lo tanto devolver el pensamiento, la creación filosófica, a la realidad cotidiana será la forma en que podremos intentar hacer colectivo el debate, el pensamiento y abrirnos a una creación nueva de conceptos y filosofía, en pro de lograr “cambiar la vida”.

“[...] prácticamente en solitario, durante un período difícil, preservaron [...] la consigna esencial de la revolución: cambiar la vida.” - Lefebvre



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*[1] Psicogeografía: En la psicogeografía se pretende entender los efectos y las formas del ambiente geográfico en las emociones y el comportamiento de las personas.

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